Esperando
Lo poderoso de nuestra amistad es que me pongo la mano en el corazón y te siento latir a vos. Nerviosa, sonriente, meditativa. Analizando cada uno de tus pasos a seguir. Terminando de pensar y volviendo al principio. La rosca del pensamiento como parte de tu identidad más sagrada. Lo que nos atrae a vos una y otra vez. Tus análisis mágicos y generosidad infinita. Amiga, amiga del alma, no te vayas nunca. No me puedo imaginar no volver a ver esa sonrisa achinada, con esos ojos que se te van para atrás cada vez que recibís un cumplido. Como si no te creyeras lo que te decimos, que sos hermosa, graciosa, interesante, imponente. Por suerte tenemos espejos alrededor, que nos muestran muchas veces eso que no podemos ver. Estamos dispuestas a recordártelo cada vez que podamos, cada vez que lo necesites. Vas a volver más fuerte que nunca, y no va a pasar un día que no agradezca que sigas acá, que te pueda seguir llamando amiga. Mientras tanto seguiremos viendo tus fotos, mandá...



