Fragmentos budistas

 La pasividad y la indolencia no pueden producir nada creativo. La queja y la evasión son el reflejo de un espíritu cobarde; ambas socavan y corrompen el impulso creativo natural de la vida. Cuando esta se ve despojada del deseo de esforzarse creativamente, cae en un estado de destrucción infernal que impregna todo a su alrededor.


Jamás, ni por un instante, olviden realizar el esfuerzo de renovar su vida, de construirse a sí mismos nuevamente. La creatividad significa empujar la puerta de la vida sobre sus pesados goznes hasta abrirla por completo. No es algo que se logre fácilmente. Puede llegar a ser la contienda más severa y desafiante que uno tenga que llegar a hacer.

Hacerlo es reafirmar su existencia como seres humanos. Más aun, es la manera de vivir que está en auténtica sintonía con las verdades más recónditas de la vida misma; nos hace merecedores del don de la vida.

No existe un modo de transcurrir la existencia más desolado y lamentable que ignorar la dicha fundamental que surge de la batalla para generar y regenerar la propia vida desde lo más profundo. Ser humano es mucho más que caminar erguidos y ejercer la razón y la inteligencia. El pleno significado, el genuino significado de nuestra humanidad es percibir las profundas fuentes creativas de la vida.

La lucha por crear una nueva vida dentro de uno mismo es en verdad algo maravilloso.

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